Según la Organización de las Naciones Unidas, el agua no potable y el saneamiento deficiente son las principales causas de mortalidad infantil. La diarrea infantil, asociada a la escasez de agua, saneamientos inadecuados, aguas contaminadas con agentes patógenos de enfermedades infecciosas y falta de higiene, causan la muerte a 1,5 millones de niños al año. La mayoría de ellos menores de cinco años en países en desarrollo. Por ello, es fundamental trabajar colectivamente y desde cada hogar en el cuidado del agua.
Compartimos algunas sugerencias para modificar hábitos para lograr el uso ético y adecuado de este recurso.
Compartimos algunas sugerencias para modificar hábitos para lograr el uso ético y adecuado de este recurso.
- Cerrar la llave del agua mientras se está lavando la cara, los dientes, las manos o afeitando e igualmente, cuando enjabone la loza.
- Ducharse en menos de cinco minutos; no utilizar tina.
- Usar la lavadora y el lavavajillas con carga completa.
- Instalar sistemas o mecanismos de ahorro de agua en el inodoro.
- Recoger el agua que sale en la ducha mientras se espera que cambie la temperatura de la misma.
- Abastecerse de agua lluvia para aseo de la vivienda y para rociar las matas.
- Reutilizar el agua de la lavadora.
- No arrojar productos contaminantes por las tuberías del agua o productos como toallitas que luego sean difícil de degradar o que atasquen la cañería.
- No verter aceites por el lavaplatos. Es uno de los productos que más contaminan el agua.
- Utilizar jabones biodegradables y libres de químicos agresivos.
- No comprar productos cosméticos que contengan microesferas de plásticos.
- Respetar siempre la naturaleza y no tirar nunca nada en ríos, lagos o mares.